Mons. Reinaldo Nann

domingo, 21 de octubre de 2012

La libertad tiene "reciprocidad"


Hoy, mientras los Apóstoles "discuten", Jesús se ofrece. De hecho, en la historia de la humanidad podemos distinguir entre aquellos que han "pagado menos" por su libertad (sirviéndose abusivamente de los demás) y aquellos que han "pagado más" por su libertad" (sirviendo pacientemente a los demás). Dios, infinitamente libre en Sí, realmente, ha pagado mucho por la libertad de todos.

El hombre que entiende la libertad como el simplemente hacer lo que quiere, vive en la mentira, pues por su propia naturaleza forma parte de una "reciprocidad", su libertad es una libertad que debe compartir con los otros. Tras la pretensión de ser enteramente libre, sin un "de dónde" y un "para", se esconde no una imagen de Dios, sino una imagen idolátrica.

—El Dios real es, por su esencia, un total "Ser-para" (el Padre), "Ser-desde" (el Hijo) y "Ser-con" (el Espíritu Santo). Ahora bien, el hombre es precisamente imagen y semejanza de Dios porque el "desde", el "con" y el "para" constituyen la figura antropológica fundamental.

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