Mons. Reinaldo Nann

jueves, 27 de septiembre de 2012

Por encima de cualquier logro físico, está la persona llamada a la perfección moral y espiritual



27-09-2012 Radio Vaticana

(RV).- El Santo Padre, pasado el mediodía, ha recibido en Castel Gandolfo a los representantes del 32º Congreso Mundial de Medicina del Deporte, que por primera vez en su historia se han reunido en Roma en su congreso bienal. Han participado en el mismo 117 países de los 5 continentes.

En el saludo que el Papa les ha dirigido ha hecho hincapié, precisamente, en esta “diversidad”, “signo importante de la ubicuidad del deporte en las culturas de las distintas regiones del mundo” y “una indicación significativa de la capacidad de los deportes y las actividades atléticas para unir a las personas y los pueblos en la búsqueda común de la excelencia competitiva pacífica”: “como lo han dejado claro los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, celebrados reciente en Londres”.


“Como expertos médicos, sabéis que el punto de partida es el atleta -ha dicho el Papa-, no solo como mero competidor, sino también dotado de una capacidad moral y espiritual que debe ser enriquecida y profundizada por el deporte y la medicina deportiva. A veces, sin embargo, ha explicado Benedicto XVI, el éxito, la fama, las medallas y la búsqueda de dinero se convierten en la meta principal o incluso única. E incluso, ocurre de vez en cuando, que el ansia de ganar a toda costa substituya el verdadero espíritu deportivo con el abuso de fármacos y el mal uso de los medios que pone a disposición la medicina moderna”.

“Conscientes de esta tentación, se está discutiendo esta cuestión importante durante el Congreso. Independientemente de las capacidades atléticas y de cualquier logro físico, está la persona llamada a la perfección moral y espiritual”, ha afirmado el Papa.

“En efecto, ha dicho el Santo Padre, “San Pablo señala en su primera carta a los Corintios, que la excelencia espiritual y deportiva están estrechamente relacionadas, y exhorta a los creyentes a entrenarse en la vida espiritual”. "Todos los atletas", dice Pablo, "se privan de todo para obtener una corona que se marchita; nosotros, en cambio, por una corona incorruptible" (9:25).

Benedicto XVI ha animado a los profesionales de la medicina deportiva a mantener antes que nada la dignidad de sus pacientes, “siendo para ellos no sólo agentes de la curación física y de la excelencia atlética, sino también de la regeneración moral, espiritual y cultural”.

(ER – RV)

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