Presbítero Jesuita.
Martirologio Romano: En Roma, san Francisco de Borja,
presbítero, que, muerta su mujer, con quien había tenido ocho hijos, ingresó en
la Compañía de Jesús y, pese a que abdicó de las dignidades del mundo y recusó
las de la Iglesia, fue elegido prepósito general, siendo memorable por su
austeridad de vida y oración (1572).
Etimología: Francisco = el abanderado, viene
del germano.
San Francisco Borja nació en Gandía (Valencia) el 28 de
octubre de 1510, primogénito de Juan de Borja y entró muy joven al servicio de
la corte de España, como paje de la hermana de Carlos V, Catalina. A los veinte
años el emperador le dio el título de marqués. Se casó a los 19 años y tuvo
ocho hijos. A los 29 años de edad, después de la muerte de la emperatriz, que
le hizo comprender la caducidad de los bienes terrenos, resolvió “no servir
nunca más a un señor que pudiese morir” y se dedicó a una vida más perfecta.
Pero el mismo año fue elegido virrey de Cataluña (1539-43), cargo que desempeñó
a la altura de las circunstancias, pero sin descuidar la intensa vida
espiritual a la que se había dedicado secretamente.
En Barcelona se encontró con San Pedro de Alcántara y con
el Beato Pedro Favre de la Compañía de Jesús. Este último encuentro fue
decisivo para su vida futura. En 1546, después de la muerte de la esposa
Eleonora, hizo la piadosa práctica de los ejercicios espirituales de san
Ignacio y el 2 de junio del mismo año emitió los votos de castidad, de
obediencia, y el de entrar a la Compañía de Jesús, donde efectivamente ingresó en
1548, y oficialmente en 1550, después de haberse encontrado en Roma a San
Ignacio de Loyola y haber renunciado al ducado de Gandía. El 26 de mayo de 1551
celebraba su primera Misa.
Les cerró las puertas a los honores y a los títulos
mundanos, pero se le abrieron las de las dignidades eclesiásticas. En efecto,
casi inmediatamente Carlos V lo propuso como cardenal, pero Francisco renunció
y para que la renuncia fuera inapelable hizo los votos simples de los profesos
de la Compañía de Jesús, uno de los cuales prohíbe precisamente la aceptación
de cualquier dignidad eclesiástica. A pesar de esto, no pudo evitar las tareas
cada vez más importantes que se le confiaban en la Compañía de Jesús, siendo
elegido prepósito general en 1566, cargo que ocupó hasta la muerte, acaecida en
Roma el 30 de septiembre de 1572.
Fue un organizador infatigable (a él se le debe la
fundación del primer colegio jesuita en Europa, en su sierra natal de Gandía, y
de otros veinte en España), y siempre encontró tiempo para dedicarse a la
redacción de tratados de vida espiritual. Se destacó por su gran devoción a la
Eucaristía y a la Santísima Virgen. Incluso dos días antes de morir, ya
gravemente enfermo, quiso visitar el santuario mariano de Loreto. Fue
beatificado en 1624 y canonizado en 1671, uno de los primeros grandes apóstoles
de la Compañía de Jesús.
Si quieres ahondar más en la vida de Francisco de Borja,
consulta San Francisco de Borja en Corazones.org
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