Fallece el jesuita Luis Ruiz, padre de los leprosos [China]
Acabamos de recibir un correo de nuestro compañero Vicenç
Sanclemente, antiguo corresponsal de TVE en China. "Hace cinco años,
siendo corresponsal en Pekín, envié un reportaje para vuestro programa sobre el
jesuita Luis Ruíz, que, con más de noventa años, era responsable de las
leproserías del sur de China. Os quería anunciar, que, lamentablemente, ha
fallecido hoy en Macao a las 6:30 a.m. y sus funerales serán el próximo 3 de
agosto".
Las imágenes que nos envió Vicenç sirvieron para editar un
reportaje que recogía la vida de varios misioneros ilustres en América, África
y Asia. Se emitió el 30 de septiembre de 2007 y llevaba por título
"Misioneros sin fronteras". Estamos intentando recuperarlo para
volver a emitirlo este verano como un homenaje a este jesuita asturiano que
siempre estuvo cerca de los más pobres en China.
Desde distintas agencias de noticias especializadas en información
religiosa nos ha llegado el obituario de "Luk Ngai" (El ángel
de los pobres). Reproducimos a continuación el del servicio misionero de
noticias OMPress.
Ayer fallecía en Macao, China, a los 97 años el misionero
jesuita Luis Ruiz Suárez. Como reconocía el periódico local Macau Daily Times
“sin duda una de las figuras
más importantes de Macao, fundador de lo
que hoy conocemos como sistema de servicios sociales”. La mayoría lo conocían
por su nombre chino “Luk Ngai”, “padre de los pobres”, por su dedicación a los
más pobres de los pobres.
Nacido en Gijón en 1913, como jesuita
tuvo que abandonar España, al suprimir la República Española la Compañía de
Jesús en 1932. Para seguir siendo jesuita tuvo que exiliarse con sus hermanos
de congregación. Fue destinado a Cuba, al colegio de Belén, y entre sus
alumnos, estuvo Fidel Castro.
Llegó a China en 1941, donde pasaría los siguientes 70 años, por lo que vivió los
terribles años de la ocupación japonesa. Tras la fundación de la República
Popular China en 1949 el padre Ruiz fue detenido y, durante su arresto, estuvo
a punto de morir, ya que contrajo el tifus. Fue expulsado a la entonces colonia portuguesa de Macao, donde
se dedicó a ayudar a los refugiados que huían de la China comunista.
Los refugiados llegaban a nado con lo
que podían llevar flotando. La situación era desesperada por el número de
personas a las que atender. El padre Luis abrió
las casas de los jesuitas y se volcó en
aquellas personas que carecían de todo, gracias a las ayudas que empezó a
obtener del extranjero. Les ayudó a conseguir papeles, encontrar trabajo y dar
educación a sus hijos. Creó las primeras residencias para ancianos y casas de
acogida para personas con problemas mentales.
En los años
ochenta, tras conseguir los permisos oportunos del gobierno chino, logró establecer en la China continental más de un centenar y
medio de centros para atender a 10.000 leprosos, que vivían en situación de absoluto abandono. En esta labor
contó con la inestimable asistencia de varias congregaciones de religiosas que
acudieron a sus llamamientos de ayuda. Su incansable labor con los leprosos ha
hecho que muchos lo comparen con la Madre Teresa de Calcuta. Como dijo en
diversas ocasiones: “No hay alegría mayor que la de servir a los demás. Sus
rostros y sonrisas son la mayor recompensa”.
En el 2005,
aceptó el ofrecimiento del gobierno de la provincia china de Hunan para crear
un centro para enfermos de sida. El centro se estableció en Hongjian. Todo sin abandonar su
dedicación al resto de obras que había creado, por lo que cuando se le
preguntaba por la posible falta de fondos para sostenerlas solía decir:
“Siempre he confiado en la ayuda de Dios porque no hay otra forma de explicar
que hayamos sobrevivido económicamente a lo largo de los años”. El funeral por
este gran hombre de Dios tendrá lugar el 3 de agosto en la Catedral Católica de
Macao.
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