Mons. Reinaldo Nann

domingo, 22 de abril de 2012

Una ayuda a la evangelización y al desarrollo de los países más pobres



21-04-2012 L’Osservatore Romano

Un apoyo para la misión evangelizadora de la Iglesia y para el desarrollo de los países más pobres: así subrayó Benedicto XVI el valor de la obra desempeñada por The Papal Foundation, cuyos miembros fueron recibidos en audiencia el sábado 21 de abril, por la mañana, en la Sala Clementina.

Queridos amigos:

Me agrada saludar a los miembros de la Fundación Papal con ocasión de vuestra peregrinación anual a Roma. Quiera Dios que vuestra visita a las tumbas de los Apóstoles y mártires fortalezcan vuestro amor al Señor crucificado y resucitado, y vuestro compromiso al servicio de su Iglesia. Me alegra tener esta ocasión para agradeceros personalmente vuestro apoyo a una gran variedad de apostolados cercanos al corazón del Sucesor de Pedro.



En los próximos meses tendré el honor de canonizar a dos nuevas santas de América del Norte. La beata Catalina Tekakwitha y la beata madre Mariana Cope son ejemplos notables de santidad y caridad heroica, pero también nos recuerdan el histórico papel desempeñado por las mujeres en la construcción de la Iglesia en América. Que gracias a su ejemplo e intercesión todos vosotros seáis confirmados en la búsqueda de la santidad y en vuestros esfuerzos por contribuir al crecimiento del reino de Dios en el corazón de las personas hoy. A través de la obra de la Fundación Papal ayudáis a impulsar la misión evangelizadora de la Iglesia, a promover la educación y el desarrollo integral de nuestros hermanos y hermanas en los países más pobres, y a sostener los esfuerzos misioneros de numerosas diócesis y congregaciones religiosas en todo el mundo.

Durante estos días os pido que recéis continuamente por las necesidades de la Iglesia universal y, en particular, por la libertad de los cristianos de proclamar el Evangelio y llevar su luz a las cuestiones morales urgentes de nuestro tiempo. Con gran afecto os encomiendo a vosotros y a vuestras familias a la amorosa intercesión de María, Madre de la Iglesia, y os imparto cordialmente mi bendición apostólica como prenda de alegría y paz en el Señor resucitado.

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