Mons. Reinaldo Nann

sábado, 21 de abril de 2012

Octavo año de Pontificado de BXVI



21-04-2012 Radio Vaticana

(RV).- Nuestro Director General, el Padre Federico Lombardi, dedica su editorial “Octava Dies” del Centro Televisivo Vaticano a las grandes citas a las que nos llama el Papa al iniciar su octavo año de Pontificado.

Acaban de concluirse los bellos festejos por el 85° cumpleaños del Papa Benedicto y el 7° de su pontificado. Naturalmente, los bávaros seguirán festejándolo aún, como es justo, al no haber podido venir todos a Roma en días pasados. Pero ya ha comenzado el octavo año y creemos necesario felicitar al Papa en esta perspectiva.


Le deseamos que pueda llevar a la conclusión el diálogo con la Fraternidad de San Pío X como él espera, es decir, de modo que se supere una dolorosa fractura sin que se abran nuevas.

Le deseamos que dé un mensaje de amor y de esperanza a las familias del mundo, con ocasión de su viaje a Milán.

Le deseamos que sus llamamientos e invitaciones a la comunión en la Iglesia, para los grupos disidentes, sean escuchados con respeto y atención, y comprendidos en su importancia.

Le deseamos que el camino de renovación de la Iglesia en Irlanda, después de la Visita apostólica, continúe y se fortalezca también gracias al Congreso Eucarístico de Dublín. Que la curación de las heridas, la purificación y la prevención después de la crisis de los abusos sexuales se consolide en toda la Iglesia con el compromiso de las diversas Conferencias episcopales, de modo que se convierta en un verdadero servicio para toda la sociedad en defensa de los menores.

Que el viaje a El Líbano le dé la posibilidad de un mensaje de paz por los dramáticos conflictos en la región y de aliciente para las comunidades eclesiales probadas.

Que el aniversario del Concilio Vaticano II sea ocasión para una comprensión adecuada y serena de su mensaje epocal, “brújula para la Iglesia de nuestro tiempo”.

Que el Sínodo sobre la nueva evangelización enriquezca a la Iglesia con creatividad e impulso en su misión.

Que el Año de la Fe no sea sólo una sucesión de loables iniciativas y de bellas celebraciones, sino una experiencia de renovación de la relación profunda de los creyentes con Dios y su Hijo Jesucristo, en un contexto de olvido cada vez más difuso de la dimensión religiosa de la vida y del camino humano en la historia.

Le deseamos también que pueda donarnos la última parte de su obra sobre Jesús.

En fin, los brasileños ya están desencadenados en la preparación de la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro. Pero esto se refiere ya al noveno año.

(Traducción de María Fernanda Bernasconi – RV).

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