Mons. Reinaldo Nann

viernes, 20 de abril de 2012

Los "signos" en la vida de Cristo



Hoy nos sorprendemos viendo a Jesús dando de comer a tanta gente. Es el más pequeño —un muchacho— quien aporta lo que tiene y lo pone al servicio de los Apóstoles, de Cristo, de la Iglesia. Jesús lo bendice y llega el milagro, el signo del Reino: ¡hubo para todos y aún sobró!

Jesucristo —la Imagen, la Palabra del Padre— nos reúne alrededor suyo. Él mismo se hará alimento nuestro en la Eucaristía. Pero antes lo anticipa con este signo de la multiplicación de los panes. Primero prepara nuestra fe… y luego se nos da en el "misterio de la alimentación": Cristo, entrando en mi cuerpo, se convierte en mi cuerpo para que yo sea su Cuerpo, sus manos, sus ojos, su sonrisa, su mirada, su palabra...

—Señor Jesús, sé tú mi vida. Tú, que tienes presente las necesidades de todo el mundo, me tienes a mí para que, con tu Gracia, yo pueda colaborar en la obra de tu Reino. Amén.

Comentario: Rev. D. Jordi CASTELLET i Sala (Sant Hipòlit de Voltregà, Barcelona, España).

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