Mons. Reinaldo Nann

sábado, 24 de marzo de 2012

‘Benedicto hermano, ya eres Mexicano’



24-03-2012 Radio Vaticana

(RV).- Es uno de los cariñosos estribillos que resonaron en la multitudinaria bienvenida que México dedicó al Papa. «Una visita para la alegría». Es el título del editorial, para el editorial del informativo semanal Octava Dies, del Centro Televisivo Vaticano que el director general de nuestra emisora y de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Padre Federico Lombardi, que acompaña al Papa, dedica a este nuevo viaje Apostólico de Benedicto XVI: Escuchar audio


«Cada sonrisa que ilumina un rostro es un rayo de luz, una invitación para que también nosotros respondamos con una sonrisa. Un diálogo eficaz, que no necesita palabras. Para los que siguen al Papa en sus viajes, las sonrisas, los aplausos y las expresiones de alegría a lo largo del recorrido papal son uno de los aspectos que más impactan. A veces se suceden a lo largo de kilómetros, pero nunca son una masa indistinta. Siempre son innumerables personas distintas, almas y vivencias individuales, que hablan a través de esos ojos y gestos.

Y el Papa queda conmovido, como muestran las incontables veces, que después de su viaje a Benín, ha hablado de la vivacidad espontánea y calurosa acogida que recibió, percibiendo en ellas el gran anhelo de vida y de vida buena, que irrumpe en un pueblo pobre, al que no le faltan problemas dramáticos, pero que cree y espera en el porvenir. El calor latinoamericano no es menor que el africano. Y los mexicanos no se quieren quedar atrás al expresar su cariño y alegría. Cuán bello es el que -tan sólo ver pasar fugazmente a un anciano Pontífice- pueda suscitar tanta alegría sincera e intensa. Es signo de que la gente percibe que él trae un mensaje precioso para sus vidas y su paz.

El Papa habla a menudo de la alegría cristiana, una alegría profunda que nace de la fe en Cristo resucitado, que nunca nadie podrá robar al creyente. Su mensaje es muy profundo. Anhelamos que la alegría de la bienvenida –a través de la escucha del Evangelio– madure en la alegría duradera de la esperanza que no defrauda»

(CdM-RV)

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