Mons. Reinaldo Nann

sábado, 31 de diciembre de 2011

Esperanza de Paz en Cuba de cara al Jubileo Mariano: Virgen de la Caridad

31-12-2011 Radio Vaticana

Sábado, 31 dic (RV).- Este 30 de diciembre, en el marco de la Fiesta de la Sagrada Familia, tuvo lugar en la Catedral de la Habana la Misa de clausura por las celebraciones de la Peregrinación Nacional de la Virgen de la Caridad del Cobre, presidida por el Cardenal Jaime Ortega y Alamino. Con esta Celebración Eucarística se puso fin a la Peregrinación Nacional de la milagrosa imagen por todo el territorio. En su homilía el purpurado manifestó el agradecimiento por parte de la Iglesia local a las más altas autoridades Cuba por respetar el derecho y facilitar el deber de la Iglesia a lo largo de este año y medio de manifestaciones religiosas en torno a la Santísima Virgen destacando la disponibilidad y el apoyo brindado por las instancias oficiales para su realización.


El purpurado recordó que precisamente en atención al IV Centenario del hallazgo de tu bendita imagen, el Presidente Raúl Castro ha concedido el indulto a unos 3.000 encarcelados que pudieron casi todos llegar a sus casas el día de Navidad. Para peregrinar hasta la imagen, en el año jubilar que se avecina, y que el Papa Benedicto XVI visitará Cuba, "un gesto que invita a mirar con confianza el año 2012 que va a comenzar, que será además un año de júbilo por celebrarse en él los 400 años del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad: Esperando peregrinar hasta el Santuario del Cobre, dijo el Cardenal Jaime Ortega, pedimos a nuestra Madre y Patrona que interceda para que reine la paz y la fraternidad que el Pueblo ansía, por todos los que tienen responsabilidades de gobierno en el país, para que puedan continuar avanzando sin tropiezos esas necesarias transformaciones en la vida económica y social que espera el pueblo cubano, y para que la Iglesia Católica en Cuba pueda llevar adelante la ingente tarea pastoral que el recorrido de la Virgen de la Caridad nos deja planteada.

El Cardenal Jaime Ortega y Alamino recordó en su homilía que "la venerada imagen de la Virgen transitó desde la Punta de Maisí hasta el Cabo de San Antonio, deteniéndose en cada ciudad, en cada pueblo, batey o cruce de caminos, visitando hospitales, hogares maternos o de ancianos, centros de estudio y recintos penitenciarios. Fueron millones el número de cubanos que rezaron a la Virgen de la Caridad, y que siguieron a píe su recorrido en largas procesiones o que la han visto pasar con rostros emocionados, con lágrimas en los ojos". La peregrinación de la Virgen de la Caridad del Cobre concluyó en La Habana en los días de la celebración la Navidad. Haciendo un balance del feliz tiempo transcurrido, el Arzobispo de la Habana destacó que ha sido un regalo navideño para los habaneros experimentar la presencia de la Virgen, que lleva a los fieles a Jesús niño estrechándolo sobre su corazón.

La celebración eucarística de este viernes 30 de diciembre, contempló un aspecto particularmente sentido para el pueblo cubano concentrado en el auspicio de Paz a escala mundial, pero también y sobre todo en Cuba: “que nada ni nadie pueda perturbar esa Paz, que haya paz entre nosotros como hijos de un mismo pueblo, que vivamos en paz en el seno de la familia, con quienes nos rodean en el vecindario o en el medio laboral, que haya paz también en el corazón de cada uno, que no tengamos remordimientos de conciencia, ni guardemos rencor a nadie, que nuestros seres queridos no tengan problemas”, dijo en su homilía el Cardenal Ortega, recordando acto seguido que este 1º de enero se celebra la Jornada Mundial de la Paz, en cuyo mensaje de este año Benedicto lanza una mirada de esperanza hacia los jóvenes proponiendo como tema: “Educar a los jóvenes en la Justicia y la Paz”.

Además, aludiendo a la Fiesta de la Sagrada Familia, este 30 de diciembre, el Cardenal citó las palabras del Santo Padre Benedicto XVI cuando destaca en su mensaje para la Jornada de la Paz que: “la familia es la célula originaria de la sociedad. En la familia es donde los hijos aprenden los valores humanos y cristianos que permiten una convivencia constructiva y pacífica, añadiendo que esos valores humanos y cristianos están vivos, aunque apagados, en nuestras familias cubanas, en nuestro pueblo y no los podemos perder, hay que cultivarlos.

Patricia L. Jáuregui R.

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