Mons. Reinaldo Nann

lunes, 7 de noviembre de 2011

Festividad de San Willibrordo


Obispo misionero.

San Willibrordo (658-739) nació en Northumbria, en el norte de la actual Inglaterra, en una época en que no toda la Gran Bretaña estaba cristianizada.

Desde muy joven edad, San Willibrordo fue enviado por su padre para su formación a la abadía de Ripon, donde el muchacho fue discípulo de San Wilfrido.

Posteriormente estudió doce años en Irlanda, en la abadía de Rathmelsigi, que probablemente corresponde a la actual Mellifont, con San Egberto y San Wigberto.

Luego de prepararse especialmente para realizar misiones de evangelización, en 690 San Wigberto partió con una docena de compañeros hacia Frisia, en la actual Holanda, para predicar ahí entre los paganos. Las dotes de organizador, la tenacidad, paciencia, audacia, valentía y santidad de Willibrordo van consiguiendo una comunidad de cristianos, convertidos y preparados en la fe uno a uno, ayudado por sus monjes.

En 693, en una primera visita de San Willibrordo a Roma, el papa San Sergio I aprobó absolutamente su labor misionera, y en la segunda visita, tres años después, lo consagró como arzobispo de los frisones con sede en Trajectum, la actual Utrecht.

De este modo, San Willibrordo fue el primer delegado nombrado directamente por el papado en su representación, y fungió como intermediario entre el papa y los miembros de la dinastía carolingia en Europa. También fue el primer misionero anglosajón que predicó en el continente europeo.

Al regresar a los Países Bajos, una dama noble, Irmina de Ohren, le cedió una gran porción de terreno en Echternach, en lo que hoy es Luxemburgo, para establecer ahí un monasterio y contar con una sede para organizar más misiones, por ejemplo a Frisia Oriental y a Dinamarca.

Durante el breve reinado del rey frisón Radbodo, de 716 hasta su muerte en 719, quien pretendió restablecer los cultos paganos, toda la labor de San Willibrordo estuvo a punto de venirse abajo.

Apoyado por el mayordomo franco Carlos Martell en lo político, y por San Bonifacio en lo práctico, a partir de 719 San Willibrordo retomó su labor con renovados bríos y prosiguió incansable veinte años más.

Sin perder su entusiasmo, pero vencido por su avanzada edad, San Willibrordo falleció en el monasterio de Echternach.

A San Willibrordo se le conoce también como el “Apóstol de Frisia”. Es el santo patrono de Luxemburgo.

San Willibrordo nos enseña el valor de las misiones fructíferas.

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