05.10-2011 Radio Vaticana
RV - «La JMJ Madrid 2011 con Benedicto XVI nos ha cambiado». Es la afirmación y testimonio que ha publicado el delegado de misiones y de pastoral juvenil de la diócesis de Bata, Guinea Ecuatorial, en una carta de agradecimiento por la JMJ, en la que relata lo que ha significado para los jóvenes guineanos su presencia en este gran acontecimiento eclesial con el Papa, al que nunca habían visto tan de cerca.
En la misiva se pone de relieve que «la cosa empezó, en septiembre del año pasado», cuando empezaron a repartir «a los distintos grupos juveniles de la diócesis de Bata, la carta que el Papa Benedicto XVI dirigía a todos los jóvenes: ‘edificados y arraigados en Cristo, firmes en la fe’. Destino Madrid, agosto de 2011».
Cinco días antes de la inauguración de la Jornada, 44 jóvenes de toda Guinea Ecuatorial, elegidos en todos los grupos juveniles parroquiales, de todas las etnias, chicos y chicas, llegaban a la capital española. «La primera impresión es de las que marcan la vida y quedan siempre en el recuerdo: nunca habían visto tantos blancos juntos, no sabían de la comida española ni de los “burger”, las escaleras mecánicas, el metro todo prisas», destaca la carta de agradecimiento y añade «a estos jóvenes les esperaban experiencias espirituales fuertes e intensas»
Como fue «el encuentro con las Carmelitas Descalzas de Boadilla del Monte y Cerro de los Ángeles, que provocó la emoción y la admiración de muchos de ellos al escuchar el testimonio de una vida toda ella dedicada a la oración; la sobria y recogida misa inaugural, la apoteósica acogida al Papa al que nunca habían visto tan cerca, el rezo devoto del Vía Crucis, la oración intensa en la Vigilia y la misa con Su Santidad. ¡No sabíamos cómo agradecer al Señor tantos dones!»
«Fue como un nuevo Pentecostés. Sí, jóvenes de tantas lenguas, razas, culturas venidos de cerca y de lejos... guapos, gordos, muchos en sillas de ruedas, otros con pearcing, vaqueros rotos... Todos movidos y marcados por la fe, jóvenes cristianos que nos hacen soñar con la posibilidad de un mundo nuevo gracias al amor que Dios nos tiene. Hemos celebrado la fiesta de sabernos miembros de una familia tan grande. Agradecemos la ausencia de gestos feos de discriminación». La carta de los jóvenes de Guinea Ecuatorial termina con estas palabras: «Todos parecíamos tener un mismo sentir. El espíritu de Dios estaba con nosotros. Madrid 11 nos ha cambiado».
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