Con cada beatificación la Iglesia católica propone modelos de vida. El paso posterior es la canonización, con la que el Papa declara 'ex cáthedra' que esa persona está en el Cielo.
Para dar estos dos pasos el Vaticano es extremadamente escrupuloso. Primero hace falta un gran clamor popular, aunque este es sólo el primer paso.
Silvia Correale
Postuladora
“Es ese sentido del pueblo de Dios de que una persona era un santo. Nosotros diríamos hoy la Opinión Pública, ese sentir común de la gente, de la gente común del pueblo de Dios ya es un signo. También se mide por la cantidad de comunicaciones de gracias”.
Después se investiga exhaustivamente la vida del candidato a los altares y se recoge en un dossier llamado 'positio'. Presta especial atención a si vivió las virtudes cristianas en grado heroico.
Card. José Saraiva Martins
Prefecto Emérito de la Congregación para las Causas de los Santos
“Estos documentos se examinan por expertos en historia, por teólogos y por los cardenales miembros del dicasterio. Después toda esta documentación se envía al Papa que aprueba la heroicidad de las virtudes. Con Juan Pablo II lo hizo el 19 de diciembre de 2009”.
Lo más difícil es demostrar un milagro realizado por intercesión del candidato a los altares. Es la señal de que el Cielo está de acuerdo. Suelen ser curaciones extraordinarias. Deben ser científicamente inexplicables, inmediatas y duraderas.
El informe de cada supuesto milagro es investigado por un grupo de médicos independientes del Vaticano que deberán corroborar que es inexplicable para la Ciencia.
Card. José Saraiva Martins
Prefecto Emérito de la Congregación para las Causas de los Santos
“Si los médicos dicen que no hay ninguna explicación científica a la luz de la medicina actual, la curación pasa a los teólogos para que se estudie si hay una relación entre la curación considerada como milagrosa y la intercesión del candidato a los altares”.
En el caso de Juan Pablo II el milagro fue la curación del parkinson de la monja francesa Marie-Simon Pierre.
Para la canonización, Juan Pablo II deberá hacer otro milagro. Aunque lo haga pronto, deberán pasar al menos tres o cuatro años para demostrar que la curación es total y permanente.
Nota: Hoy nos llegó ésta aportación, desde Montevideo (Uruguay). ¡Gracias, Patricia! :)
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