lunes, 15 de febrero de 2016

“Descubramos la Misericordia del Padre que nos busca” [Mons. José Antonio Eguren]


En un ambiente de oración, profunda meditación y recogimiento se dio inicio al Tiempo de Cuaresma en la Arquidiócesis de Piura, con la celebración de la Santa Misa del Miércoles de Ceniza, como preparación para celebrar el Misterio Pascual de Cristo en la Semana Santa. La Eucaristía fue presidida por Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, SCV., Arzobispo de Piura.

Durante su homilía, Monseñor José Antonio Eguren resaltó la importancia de este Tiempo de Cuaresma que ha iniciado y que se encuentra enmarcado dentro del Año Santo de la Misericordia que estamos viviendo: “Queridos hermanos y hermanas: Iniciamos una nueva Cuaresma y lo hemos hecho entrando una vez más por la Puerta Santa de nuestra Catedral. Entrar por ella significa descubrir la profundidad de la misericordia del Padre que nos busca personalmente a cada uno de nosotros. Que en este tiempo de gracia podamos crecer en una experiencia de la misericordia divina que nos busca sin cansancio para abrazarnos, acogernos y perdonarnos. El Señor que no vino para los sanos y justos sino para los enfermos y pecadores, prefiere usar la medicina de la misericordia y del perdón en lugar de las armas del rigor y del castigo. ¿Tendrás en esta Cuaresma el valor de dejarte amar y perdonar por el Señor? ¿Tendrás el coraje de decirle en la confesión: «Señor perdóname porque soy un pecador»? Dios no se cansa de esperarte ni de perdonarte. Nos tiene una paciencia inmensa. No lo hagamos esperar más. De una vez por todas vayamos donde Él con el corazón arrepentido”.


En otro momento de su homilía y reflexionando en el mensaje del Papa Francisco para esta Cuaresma, el Arzobispo dijo a los presentes: “Para la Cuaresma de este Jubileo Extraordinario de la Misericordia el Papa Francisco nos ha dado un Mensaje en el cual toca tres puntos muy importantes. En el primero nos pide el Papa orar y meditar en la misericordia a la luz de la Palabra de Dios. Sabemos bien que una de las líneas de la espiritualidad cuaresmal es la invitación a nutrirnos más abundantemente de la Palabra de Dios como lo hacía Santa María. Para este año el Papa nos invita a explorar el tema de la misericordia a través de las páginas de la Biblia. Ellas nos reiteran con insistencia que Dios es misericordioso, que la misericordia es el nombre propio de Dios, el rostro con el cual Él se reveló en el Antiguo Testamento y de manera plena en su Hijo Jesucristo. Pero además, la Palabra de Dios nos afirma que así como nuestro Padre es misericordioso así también lo debemos ser nosotros que nos proclamamos sus hijos. ¿Cómo? Viviendo un amor más grande, con especial atención a los pequeños, los pobres y los indefensos”.

“En segundo lugar, – continuó nuestro Arzobispo – en su Mensaje el Santo Padre nos invita a ejercitarnos en las obras de misericordia tanto corporales como espirituales: Visitar a los enfermos, dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, visitar a los presos, enterrar a los difuntos, enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita, corregir al que se equivoca, perdonar al que nos ofende, consolar al triste, sufrir con paciencia los defectos del prójimo, rezar a Dios por los vivos y por los difuntos. Como dice el Santo Padre: «Un poco de misericordia hace al mundo menos frío y más justo»”.

“Por último, en su Mensaje el Papa Francisco quiere que unamos el camino cuaresmal con el itinerario o peregrinación Jubilar. Esto significa hacer del tiempo de Cuaresma un tiempo para examinar el camino de la propia vida cristiana y escuchar el llamado del mismo Cristo que toca a la puerta de nuestro corazón con la esperanza de que le abramos y acogiéndolo experimentemos la verdadera vida. Asimismo, es hacer de la Cuaresma una ocasión para ponernos en camino hacia cada persona, en particular hacia los pobres y los que sufren. Se trata entonces que la Cuaresma sea un impulso para caminar hacia Jesús y hacia los hermanos. Así la vida se vuelve hermosa y llena de sentido. Que María, Madre de Misericordia, la perfecta discípula de Jesús, nos eduque en este tiempo a acoger la Palabra de la misericordia y a vivir la caridad con los pobres caminando con Jesús hacia las personas allí donde viven, sufren y nos esperan” concluyó Monseñor Eguren.

Al concluir la Santa Misa, el Arzobispo pidió orar intensamente por el viaje del Papa Francisco a México en estos días, así como por el retiro anual de los sacerdotes de Piura y Tumbes que se iniciará la próxima semana.

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