jueves, 17 de septiembre de 2015

El sacramento de la Penitencia: la realidad del pecado a la luz de la misericordia infinita de Dios

Papa Francisco administrando el sacramento de la Penitencia
Hoy, inesperadamente, entra un "invitado" no previsto: una conocida pecadora pública. Es comprensible el malestar de los presentes, que a la mujer no parece preocuparle. Ella avanza y, se detiene a los pies de Jesús. Había escuchado sus palabras de perdón y de esperanza para todos, incluso para las prostitutas. Con sus lágrimas moja los pies de Jesús, se los enjuga con sus cabellos, los besa y los unge con un agradable perfume. Al actuar así, la pecadora quiere expresar el afecto y la gratitud que alberga hacia el Señor con gestos familiares para ella, aunque la sociedad los censure.

Es necesario ayudar a quienes se confiesan a experimentar la ternura divina para con los pecadores arrepentidos, que tantos episodios evangélicos muestran con tonos de intensa conmoción. En el sacramento de la Reconciliación, cualquiera que sea el pecado cometido, si lo reconocemos humildemente y acudimos con confianza al sacerdote confesor, siempre experimentamos la alegría pacificadora del perdón de Dios.

—A quien ama mucho, Dios le perdona todo.

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

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